ALGO DE HISTORIA

Uno de los medios que utilizaran los Obispos en sus Diócesis para llevar a cabo las Reformas de la Iglesia emanadas del Concilio de Trento en el siglo XVI, junto con las Visitas Pastorales y las Homilías, va a ser la implantación de los Seminarios. Los Padres Conciliares entendían que el modo de tener buenos sacerdotes era formarlos y prepararlos desde la infancia, educándoles en piedad y religión.

Las disposiciones de Trento, en España, se elevaran a Ley de Estado por Felipe II, por Real Cédula de 12 de Julio de 1564, quedando reflejadas sus disposiciones en los Sínodos convocados por los Obispos en sus Diócesis; En el caso de nuestra Diócesis de Coria (A partir del 9 de Abril de 1957, por Bula del Papa Pío XII denominada de Coria- Cáceres), el Obispo Francisco de Mendoza y Bobadilla, se había adelantado al Concilio Tridentino en el Sínodo convocado por él en Coria el 18 de Febrero de 1537, con respecto a la educación del clero diocesano advierte la importancia de que tengan la ciencia y cualidades que para ministros de la Iglesia conviene. Quiso establecer el Seminario en Cáceres pero tuvo la oposición del Cabildo Catedral, que quería establecerlo en Coria como capital del Obispado.

Sería el Obispo Pedro García de Galarza, a finales del Siglo XVI- principios del XVII, quien si asumiría esa ingente labor. Después de visitar la Diócesis, creyó que la Villa de Cáceres era el lugar más idóneo para fundar, bajo la advocación de San Pedro Apóstol, el Seminario Conciliar, comenzando la realización del mismo, el 23 de Octubre de 1579. El hecho de establecer el Seminario en Cáceres va a contar con la oposición del Cabildo Catedral que deseaba establecerlo en Coria como capital del Obispado. Estas diferencias van a llegar hasta el Papa y significó el cese de la Construcción del Seminario en Cáceres, indicando que se construya en Coria, conforme lo ordenando en el Concilio, pero no se llevó a cabo.

En 1604, un año después de la muerte del Obispo Galarza, el Papa Clemente VIII aprueba para la Villa de Cáceres la fundación del Seminario, por Bula Expedida en 15 de Junio de 1604. El Obispo don Pedro de Carvajal, sucesor de don Pedro García de Galarza, siguió con la obra iniciada por su antecesor.

El Obispo D. Jerónimo Ruíz de Camargo, tomó posesión del Obispado de Coria en 1622, una de sus primeras preocupaciones fue la atención del Seminario. Deseando que se erigiera en la Capital de la Diócesis, Coria, compró una casa, cerca de la catedral y del palacio episcopal, a la que declaró Seminario Conciliar, pero no se llevó a efecto.

En el siglo XVIII, el edificio del Seminario fundado en Cáceres por el Obispo Galarza, se encontraba en mal estado de conservación y el Obispo Juan José García Álvaro, en 1759, tiene intención de trasladar al Colegio de los Jesuitas y encomendarles a ellos la enseñanza. Esta quedó paralizada con la expulsión de los Religiosos de la Compañía de Jesús. Por este motivo, al estar desocupado el edificio, trasladó el Seminario a sus dependencias.

El día 14 de septiembre de 1792 aparece una Real Provisión por la que los cursos de Filosofía y Teología que se imparten en este Seminario, son válidos en todas las universidades del Reino.

El Seminario continuará en Cáceres hasta el año 1819; en este año el Obispo Jacobo Beltrán, lo traslada a Coria, a la Casa que el Obispo Jerónimo Ruíz de Camargo, compró para tal fin, cuyo escudo episcopal figura en su fachada.

En el año 1895, un grupo de profesores junto con el Rector del Seminario piden al Obispo Ramón Perís Mencheta que junto con San Pedro Apóstol el Seminario lleve el nombre de la Inmaculada Concepción, por la devoción mariana tan grande que se tiene, petición que fue aceptada.

El Seminario, Mayor y Menor, estuvo en la ciudad de Coria hasta el año 1954, año en que se traslada el Seminario Mayor a Cáceres.

Monseñor Manuel Llopis Ivorra, recién llegado a la diócesis, concibe la idea de hacer un nuevo edificio del Seminario en Cáceres ya que el de Coria se quedaba pequeño por un consolador aumento de vocaciones. Para la realización de las obras del nuevo edificio, el Obispo llama en el año 1950 a los arquitectos Luis García de la Rasilla y Vicente Benlloch, ese mismo año tiene los planos del edificio. El día 12 de julio de 1951 da comienzo a las obras de un nuevo edificio para el Seminario Mayor en la Ciudad de Cáceres.

El 16 de octubre de 1954 comienza el Curso y el 5 de diciembre es la presentación en Cáceres del Seminario Mayor. Se completa la obra definitivamente en el año 1959.

A partir de 1963, en terrenos de la Diócesis, comienzan las obras del nuevo edificio del Seminario Menor en Coria, en el edificio que actualmente ocupa la Residencia de ancianos de la Diócesis la Inmaculada, en la circunvalación de la carretera del Guijo. De esta manera: Los alumnos de Segunda etapa de Educación General Básica estudiaban en el Seminario Menor, en Coria; en el Mayor, en Cáceres, estudiaban los alumnos de BUP, COU y los estudios eclesiásticos.

En el curso 1985-1986, se reúnen los dos Seminarios, Mayor y Menor, en el edificio de Cáceres. De esta manera se unifican criterios a la hora de seleccionar a los candidatos que quieren ingresar en el Seminario y se estrecha la colaboración entre los formadores de ambos seminarios, cosa prácticamente difícil estando separados.

El día 24 de junio de 1997, el Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Mons. Ciriaco Benavente Mateos, contando con el consentimiento unánime del Claustro de Profesores y Formadores del Seminario y realizados todos los trámites debidos, solicita que el Seminario Mayor sea afiliado a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Petición que es aceptada el día 26 de julio del mismo año.

En el curso 2012-2013, bajo el episcopado de Monseñor Francisco Cerro Chaves, la Diócesis afronta una obra de gran envergadura: la rehabilitación de las dependencias del emblemático edificio del Seminario Diocesano en Cáceres. Debido a este motivo el Seminario Mayor se traslada a la Casa de Ejercicios de la Montaña y el Seminario Menor a una casa cedida por los Padres Dominicos en la zona de la Mejostilla.

Desde el 2012 al 2017 se rehabilitó el edificio. Esta ha consistido en habilitar todos los espacios interiores del edificio para que cumplieran la normativa vigente con el objetivo de darle a las instalaciones un enfoque moderno, práctico, funcional y luminoso. La gran novedad, siguiendo la doctrina del Papa Francisco en “Laudato si”, fue apostar por una climatización por geotermia, aprovechando la temperatura constante del subsuelo con bombas de calor, apoyo energético con placas fotovoltaicas y refuerzo, sólo con el edificio a pleno rendimiento, de caldera de biomasa. Será un edificio energéticamente ecológico y muy eficiente. Para ello se utilizó: aislamiento térmico en las paredes, nueva carpintería en puertas y ventanas, suelo radiante y refrescante, Fancoils… para que esta obra pudiera durar para muchos años y amortizar lo invertido, puesto que en una década se recuperaría, gracias a estas instalaciones energéticas renovables, el montante económico invertido.

                Cuando se construyó el edificio de planta nueva duró cuatro años, lo mismo que su rehabilitación. Aunque hayamos usado este término, la ejecución ha sido sobre 7500 metros cuadrados, es decir, sobre todo el edificio, se demolieron todas las instancias existentes para rehacerlo todo de nuevo. Tal es así que se ha reconocido por la CEE como construcción de planta nueva. De la historia tenemos que aprender. Hemos tardado lógicamente lo mismo que se tardó en su momento construir el edificio. De ahí, las tres fases que se han seguido controlando costes y financiación.

Se ha intentado recuperar la idea del proyecto original del Sr. D. Luis García de la Rasilla y Navarro-Reverter y D. Vicente Benlloch La Roda, a quienes les debemos el diseño y la arquitectura emblemática del edificio que lo hace peculiar en la ciudad de Cáceres. Se ha recuperado el acceso vertical de comunicación con las dependencias de la planta cuarta; la galería de acceso al pabellón de lo que fue el Seminario menor en la fachada sur; se ha mantenido elementos ornamentales que no estaban protegidos como el acceso principal; suelos de rectoría; las vidrieras de Galarza; ornamentos de cornisas; las cerrajerías exteriores se han tocado lo menos posible, adecuando puntualmente el acceso principal manteniendo la misma composición arquitectónica de los años 50. Lo que se ha cambiado considerablemente es la fachada de pinilla ya accesible al público.

                Los grandes protagonistas de esta gran obra son al equipo técnico:

D. Rubén María Jiménez Barrantes, Director de obras.

D. Juan Carlos Rojo Lopo, Director de ejecución de las obras.

D. David Arroyo Martín, Coordinador de Seguridad y Salud de obras.

D. José Manuel Casado Lendinez, Director de obras de las instalaciones.

D. Moisés Reyes Fernández, Ingeniería de Domótica.

Empresa constructora “Construcciones integrales TESMA S.L”.

D. Ángel Gallego Carmona, Jefe de obras.

D. Juan María Mateos Granados, Encargado de obras y socio gestor.

D. Antonio Testón Santos, Socio gestor.

Así como todos los trabajadores que no pueden ser nombrados por su gran número.

Se ha renovado el edificio para pasar al siglo XXI y a una evangelización siguiendo las directrices del XIV Sínodo diocesano queriendo formar laicos, religiosos y sacerdotes que puedan ser testigos de Cristo en medio del mundo.

Desde 2017 al 2021 llevamos cinco años beneficiándonos de estas obras que han pasado a ser en la Diócesis punto de encuentro pastoral y referencia para la evangelización de nuestra Diócesis.